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Depresión mayor en niños y adolescentes

Los trastornos depresivos se caracterizan por la presencia de una tristeza o irritabilidad intensa y duradera que afecta significativamente el funcionamiento diario o causa una angustia considerable. El diagnóstico se establece mediante criterios clínicos y el tratamiento suele incluir antidepresivos, terapia de apoyo y terapia cognitivo-conductual, ya sea por separado o en conjunto.

Los trastornos depresivos en niños y adolescentes incluyen el trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo, el trastorno depresivo mayor y el trastorno depresivo persistente (distimia). Suelen ir acompañados de sentimientos profundos de inutilidad o auto-odio, pensamientos suicidas o pérdida prolongada de funcionalidad.

El trastorno depresivo mayor es un episodio característico de depresión que persiste durante al menos dos semanas. Se observa en hasta el 2% de los niños y el 5% de los adolescentes. Aunque puede surgir a cualquier edad, es más común después de la pubertad. Sin tratamiento, la depresión mayor puede remitir en un período de 6 a 12 meses. El riesgo de recurrencia es mayor en pacientes con episodios graves, en los más jóvenes o en aquellos que han experimentado múltiples episodios. La persistencia de síntomas depresivos leves incluso durante la remisión es un predictor significativo de recurrencia.

Para realizar el diagnóstico de depresión mayor, se requiere la presencia de uno o más de los siguientes síntomas durante la mayoría del día, casi todos los días, durante un período continuo de al menos dos semanas:

  • Sentimientos de tristeza o irritabilidad evidentes para uno mismo o para los demás, como llanto frecuente.
  • Pérdida de interés o placer en la mayoría de las actividades, a menudo manifestada como aburrimiento profundo.
 

Además, deben presentarse al menos cuatro de los siguientes síntomas:

  • Cambios significativos en el peso o el apetito.
  • Problemas de sueño, ya sea insomnio o hipersomnia.
  • Agitación o retardo psicomotor, observado por otros.
  • Fatiga persistente o pérdida de energía.
  • Dificultades para pensar, concentrarse o tomar decisiones.
  • Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio.
  • Sentimientos de inutilidad o culpa excesivos.
 

Durante los episodios depresivos, los niños y adolescentes suelen experimentar retrasos en su desempeño académico y pueden perder relaciones significativas con sus pares. En casos graves, pueden surgir síntomas psicóticos durante la depresión.

Consulta siempre a tu médico antes de decidir algo que pueda impactar tu salud.

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